Filosofía y Religiones del Siglo XIX
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Opinión de René Guénon

Opinión de René Guénon

Matemático, filosófico y metafísico francés. Es un gran estudioso de las doctrinas orientales y de las religiones, es conocido por su defensa de las civilizaciones tradicionales frente a Occidente, por sus publicaciones de carácter filosófico espiritual y su esfuerzo en pro de la conservación y divulgación de la Tradición Espiritual.

En su estudio "El Teosofismo, historia de una pseudo - religión", empieza ya con el titulo a negarle relación alguna con la auténtica teosofía, la antigua, para crear el neologismo "teosofismo" que la diferencia, "porque para nosotros, esos dos sustantivos designan dos cosas bien diversas". En efecto, también para Guénon, una cosa es la Teosofía como "denominación común de doctrinas bien diversas entre sí, al que será oportuno conservarle el significado que históricamente tiene", y ahora el "teosofismo" de la Sociedad Teosófica, aunque su fundadora, Mme. Blavatsky, tiene un conocimiento más o menos completo de los escritos de algunos teósofos, incluyendo de Jacobo Boehme (mítico y teósofo luterano), incluyendo ideas que incorporó a sus propias obras, junto con múltiples elementos de diversas fuentes.

Guenon sigue que, "ese llamado `sistema religioso particular´ que constituye la doctrina oficial del teosofismo, y que es presentado, simplemente, como la misma esencia de todas las religiones y de la verdad absoluta", lleva la marca bien visible de las múltiples y discordantes fuentes de las que ha sido tomado. "(…) No es otra cosa que una mezcla confusa de neoplatonismo, gnosticismo, cábala judía, hermetismo y ocultismo, agrupado todo – bien que mal – alrededor de dos o tres ideas que, quiérase o no, son de origen moderno y puramente occidental".

Guénon clasifica el "teosofismo" como "neoespiritualismo", unido en su modernidad con otras teorías, con las que mantiene caracteres comunes. Ocultismo de diversas escuelas, teosofismo, espiritismo, todo se parece bajo ciertos aspectos y hasta un punto, pero difiere también bajo otros y debe ser distinguido cuando se trata de determinar las relaciones para concluir que es un efecto de "esta religiosidad inquieta y desviada" que constituye uno de los rasgos más apasionantes del carácter de nuestros contemporáneos, y sobre todo en Norteamérica que es donde se pueden ver sus manifestaciones más variadas y extraordinarias, pero no deja de mencionar Europa.

Procede con su teoría de la "experiencia religiosa" y su recurso al "subconsciente" como medio de comunicación del ser humano con el Ser Divino. "Esta misma tendencia fue la que contribuyó en gran parte al éxito de algunas doctrinas filosóficas tales como el bergsonismo (…) Estará bien recordar aquí, a este propósito, el empeño con que teorías como éstas han sido adoptadas y aprovechadas por la mayoría de los modernistas. (…) Además, la mentalidad modernista y la protestante no difieren entre sí sino en matices, siendo idénticas en su fondo, y el `neoespiritualismo´, en general, está muy cerca del protestantismo".

Es importante retener la última cita por lo obvio de su importancia en general y concluyamos, estemos o no de acuerdo, con la idea más propia de la época y de sus seguidores en frases de Valera:

"La Teosofía no es una religión: es la ciencia fundamental de las religiones», que no propaga nueva religión ni repugna de las que hay, sino que las acepta todas. Es decir, la síntesis de la que antes se hablaba y que da el subtítulo a la obra más emblemática de Blavatsky, La doctrina secreta. Síntesis de la ciencia, la religión y la filosofía."

Como se ha dicho varias veces entonces, la teosofía de Blavatsky pretende ser síntesis de ocultismo, magia y otras cosas, pero reúne también muchas otras corrientes de pensamiento, que lo diferencia de sus fuentes, al mismo tiempo que las refleja en su complejidad. Insisto en que no debe confundirse con ninguna. Es teorética y esotérica.

Para Mme. Blavatsky, desde sus primeros escritos "tanto la palabra magia, como la de hechicería y ocultismo, se usan en Occidente en sentido despectivo, y por lo general para designar las escorias residuales de los tiempos del obscurantismo. Y, aunque la palabra ocultismo induce seguramente a error, a lo que aspira el teósofo es al conocimiento del alma o verdadera sabiduría, conocimiento secreto y de ahí la palabra ocultismo: pero sólo ahí se admite el sinónimo. Las demás modalidades de ocultismo son ramificaciones de las ciencias ocultas (…) El verdadero ocultismo o teosofía es la incondicional y absoluta renunciación de la personalidad en palabra y obra, para alcanzar ese conocimiento (gnosis) o unión con el Yo superior (el Ser), el Maestro, y el Cristo de los gnósticos.


 
 
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